El recibimiento de los jugadores fue multitudinario, pero
desgraciadamente, como viene siendo habitual, con varias sanciones por parte de
los ACAB. Demasiada represión con un solo objetivo: recaudación.
Una vez dentro del estadio, la grada joven era el pulmón del
Granada, que hacia que toda una afición fuera un unico corazón y garganta.
La afición sabia de la importancia del partido y desde el
primer minuto el estadio se convertía en una olla a presión.
Los jugadores salieron al partido muy concentrados y ya en el minuto 22, un error defensivo posibilitó a Siqueira que puso un centro raso para que El Arabi sólo tuviera que empujarla. 1-0.
En el minuto 79, Brahimi en jugada personal se escapaba solo
y le hizo un penalti que terminó con el jugador expulsado. Siqueira fue el
encargado de transformar el penalti, a lo panenka, dejando prácticamente
sentenciado el encuentro. 2-0.
La afición enloquecía en el estadio, haciendo la ola y
animando sin parar, cuando Diego Buonanotte realizó un gran regate al borde del
área y con un disparo raso ponía la guinda al pastel con el 3-0 definitivo.
Una vez el partido finalizaba la fiesta no acababa, por lo
que la grada joven al completo no se movía de la grada al grito de: ¡¡o salen
los toreros, o no me voy de aquí!! Y al fin salieron pudiendo celebrar con toda
la grada joven lo que había sido un pasito de gigante para la salvación.